miércoles, 1 de octubre de 2014

ENTRENADOS EN SU GRACIA

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”.1 Corintios 15:10


John Newton nació en Inglaterra el año1725. Desde joven fue rebelde y desventurado. A muy temprana edad sufrió muchos abusos y maltratos. Fue obligado a subirse al barco Royal Navy después de haber sido golpeado y raptado. Logró escabullirse y llegar hasta Sierra Leona en África. Con el tiempo llegó a convertirse en agente de esclavos destacándose por su crueldad y maltrato. Lo anecdótico de todo esto, es que él también fue esclavizado y tuvo que ser rescatado por un amigo de su padre. Cuenta la historia, que fue en su regreso a Inglaterra, que el barco en el que iba enfrentó una gran tormenta que los tenía a punto del naufragio. Fue allí donde clamó a la misericordia de Dios y Él lo salvó, dando comienzo al proceso de su gran conversión. Pasado el tiempo, llegó a ser el primer oficial de un barco que trasportaba esclavos, y allí desarrolló una gran simpatía hacia ellos. Después de una gran enfermedad, abandonó por completo esta actividad y dedicó su vida a servir al Señor.

John Newton es el autor del conocido himno Sublime Gracia  (Amazing Grace). Parte de la letra dice así

“Sublime gracia cuán dulce es su sonido
Que a un pecador como yo salvó,
Perdido estaba y me salvó
Yo estaba ciego y hoy puede ver”.

Curiosamente, este himno fue escrito como poema. No se conoce su música original, sin embargo, hoy día se cree que es cantado alrededor de diez millones de veces al año en el mundo por distintas congregaciones e iglesias. De llevar una turbulenta vida, ser un hombre cruel, libertino, rebelde y despreciable, John Newton pasó a convertirse en un fiel y devoto cristiano que le entregó su vida al Señor y le sirvió hasta el día de su muerte (información extraída de Google).

La gracia: el favor inmerecido de Dios

La gracia nos desnuda y nos cubre. En ella podemos ver nuestra condición humana y comprender que no hay nada en el mundo que podamos hacer para merecer el favor de Dios. La gracia es la iniciativa del Señor de buscarnos aún antes de extraviarnos. Todo ha nacido en el corazón de Dios primero. Fue Él quién nos salvó, buscó y llamó. Yo nunca anduve por la vida pensando que quería poner mi fe en Él. Yo no estaba caminando por la calle cuando dije “que ganas de creer en Dios”. Fue su gracia que me llamó, y yo simplemente respondí a Su llamado de amor con una fe simple y sencilla. Por otra parte, la gracia además de hacernos ver lo lejos que estamos de alcanzar las demandas de un Dios Santo, nos cubre con el manto de Su realeza (una vez que recibimos el regalo de la salvación). Este es el misterio más bello del amor de Dios. Dios sabía como pensaba el hombre pero nunca había pensado como él. Dios sabía como sentía el hombre, pero nunca había sentido como un hombre.
Precioso misterio de la gracia de Dios. Después de haber descendido a los lugares terrenales, Su amor nos llevó a estar con Él en las alturas.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Efesios 2:4-10

Pastor Andrés Neira

( Extraído del Libro: “Entrenados para Reinar en vida con una fe simple y sencilla” del autor Andrés Neira) 

isbn: 978-1-4907-3244-2 (sc)
isbn: 978-1-4907-3243-5 (e)Copyright 2014 Andrés Neira.