jueves, 28 de noviembre de 2013

LOS FRUTOS

La cruz es vertical y horizontal. Nuestra relación con Dios es vertical; no tenemos problemas para relacionarnos con Él, porque hemos sido redimidos, justificados en nuestros espíritus, y le amamos y tenemos buena comunión con Él. Romanos 5:1 "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo".

Ahora horizontalmente, nuestra relación debe ser con nuestro prójimo. Debemos hacer algunos cambios (Efesios 4:22-32). Su palabra nos enseña que debemos cambiar (Santiago 3:13-16) para poder amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Tu relación con los demás es un desafió que debes vencer.

Dios demanda de nosotros que llevemos frutos. Muchos piensan que las obras que nosotros hacemos son los frutos, pero no lo es. Por ejemplo: predicar, cantar, evangelizar, servir en algun ministerio, etc., etc.  Las obras que hacemos es lo que Dios nos ha mandado hacer a cada uno de nosotros, y una vez hecha,  siervo inútiles somos, porque hicimos lo que teníamos que hacer. Pero, Él demanda que llevemos frutos. Juan 15:1-2 "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto". Dios no se glorifica en las obras, sino en los frutos. 

Juan 15:8 "En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos". 

Juan 15:5 "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer".  

Gálatas 5:22-24 "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos".

Nuestro espíritu fue recreado a través del Espíritu Santo, y debemos dar frutos. Dios hizo su parte, ahora nos corresponde a nosotros hacer la nuestra. El amor de Dios fue derramado en nuestros corazones, para poder amar aún a nuestros enemigos. Debemos amar y tratar bien a nuestro prójimo. El Señor no demanda algo que no podamos cumplir. Él lo hizo, y sabe que nosotros también podemos hacerlo. 

Juan 15:17 "Esto os mando: Que os améis unos a otros".

Efesios 5:1 dice que debemos ser imitadores de Dios como hijos amados. Él es un Dios bueno y benigno, lleno de amor y misericordia, así también debemos ser nosotros.
Amen.

Saludos y bendiciones.

Pastor Rafael Martinez

miércoles, 20 de noviembre de 2013

JESUS LAVA LOS PIES A SUS DISCIPULOS: RECETA PARA SER FELICES.


Juan 13.12. Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? 13. Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. 14. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. 15. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. 17. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.

Jesús siempre predicó con el ejemplo. Esta vez sorprendió a todos tomando la actitud de un siervo o un esclavo ciñéndose la toalla y poniéndose en posición frente al lebrillo (lavatorio) para hacer algo que no le correspondía: Se disponía a lavarles los pies a sus discípulos, labor que correspondía sólo a la servidumbre para refrescar y limpiar los pies de quienes venían de camino.

Pedro, su discípulo, reaccionó oponiéndose rotundamente, a lo que Jesús le contestó que le era muy necesario. Luego que lo hizo, vino la explicación y la enseñanza que nos dejó como un DEBER a todos los creyentes, seguidores del Maestro.

Les dijo que lo que había hecho era darles el ejemplo para que supiéramos que si Él, siendo el Señor y Maestro hacia eso, era un DEBER de sus seguidores de hacerlo unos con otros.

¿Cuál es el significado del lavamiento de pies? Hay muchas opiniones y doctrinas al respecto. La iglesia católica lo atribuye a que en ese momento Jesús estaba instituyendo un sacramento que ellos llaman la confesión, que es confesarle al cura los pecados. Jesús nunca se refirió a que la forma de perdonar pecados era a través de hombres. Jesús ensenó que sólo Dios tiene la potestad de perdonar pecados. (Por esa razón los fariseos lo acusaban de hacerse igual a Dios cuando él lo hacía).

Otros lo interpretan literalmente y se lavan los pies unos a otros en ceremonias religiosas que no tienen valor espiritual alguno y así por medio de la tradición piensan que están obedeciendo lo que el Senor mandó.

Viendo el contexto de la Escritura, creo que la enseñanza dada a través de este evento tenía un alcance mucho mayor y muy diferente a las creencias y tradiciones antes mencionadas.

Si entendemos lo que nos dice la Palabra con respecto al pecado, veremos que sólo Dios es quien perdona pecados y lo hace por medio de la fe, a través de la sangre que derramó  en la cruz el propio Cordero de Dios, Jesucristo.

Entendiendo que el propósito de lavar los pies, en ese tiempo, era para sacar el polvo o el barro que a causa del caminar por esos caminos ensuciaba los pies de los caminantes, vemos que los pies es lo último en que nos fijamos. Podemos estar limpios y lucir impecables, pero a veces se nos ensucian los pies al caminar, y casi nunca lo notamos nosotros. Pero si lo nota quien está cerca de ti.

¿Qué es ese polvo, o barro o cosas sucias que es posible que se nos adhieran a los pies?

Leemos en la Epístola de Santiago 3:2 “Porque todos ofendemos muchas veces…”

La Escritura dice en Galatas 6.1. “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.”

La Escritura nos manda a nosotros a restaurar, esto es a ayudar al hermano a ver el barro o polvo para ayudarlo a limpiarse. También dice que debemos considerar que a veces a nosotros mismos se nos asoma el barro en nuestros pies y no lo notamos.
Jesús puso como un DEBER el lavarnos los pies unos a otros, o sea es la “Ley de Cristo” hacerlo.

No nos mandó a nosotros a juzgar  a los hermanos, sino a sacarles lo que afea la obra que Cristo está haciendo en ellos. No somos jueces, sino siervos los unos de los otros llamados a lavar y cubrir las faltas del hermano.

Una iglesia sana y fuerte en el Señor es aquella que practica el perdón y la sana confrontación en Amor. Esto es el ayudarnos a limpiar unos a otros lo que a veces no notamos que traemos en los pies.

Por último el Señor dejó una promesa de FELICIDAD a quien practica esto. El hecho de preocuparte por ayudar y limpiar a tu hermano provocará en ti lo que dice en el verso 17: Si sabéis estas cosas, bienaventurados si las hiciereis.”
La palabra bienaventurado, en griego, es la palabra Makarios que significa muy bendecidos, felices.

Si realmente quieres ser FELIZ, aún en este tiempo, no trates de llenarte con los ofertones del mundo que al final solo traen dolor. Haz caso a las Palabras del Maestro y Señor Jesucristo que nos dejó este DEBER, para que poniéndolo en práctica gocemos aquí en la tierra de la verdadera FELICIDAD.

Recuerda que Jesús dijo que si sabes estas cosas haces bien, pero la ganancia esta en HACERLAS. Obedeciendo seremos felices. Que el Señor te ilumine en recibir estas palabras. Bendiciones!

Pastor Antonio Martinez


miércoles, 13 de noviembre de 2013

LA FUENTE DE ORIGEN



Aunque somo nuevas criaturas, tenemos una parte que no ha nacido de nuevo: tu alma y tu cuerpo, los cuales tienen que ser cambiados. Hay veces que nos sentimos terriblemente corrompidos moralmente, o no actuamos como santos, sino como impíos. Por supuesto que si tú actúas mal, te vas a sentir mal.  Y esto le pasa a la mayoría de los cristianos (Romanos 7).


El motivo de esto es por que se han alejado de la fuente de origen, que es Cristo.

El dolor y la fiebre es una señal que algo no está funcionando bien en nuestro cuerpo, pero Dios la usa como una alarma. La fiebre te indica que estas enfermo o tienes alguna infección. En el caso del dolor, por ejemplo, si pones la mano en la estufa, el dolor te avisa que esta caliente y si no retiras la mano, te vas a quemar. Estas sensaciones son una alerta en nuestro cuerpo. Así también,  cuando te sientes desanimado, triste, depresivo, sin ganas de seguir adelante, no culpes a nadie; la razón es por que has dejado de enfocarte en Dios, en su palabra, y Dios lo permite, como una alarma de que algo anda mal. Ya no tienes gozo, ni ganas de nada, es porque dejaste que los problemas y las tormentas a tu alrededor te ahogaran e infundieran temor.  

Vuélvete a tu fuente de origen que es Cristo, empieza a meditar en su palabra, a comunicarte con tu creador. Él te ama, y te amará siempre, porque su amor es incondicional.

Filipenses 4:7 "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús, Señor nuestro".

Amén

Saludos y bendiciones

Pastor Rafael Martinez

miércoles, 6 de noviembre de 2013

LO QUE A DIOS AGRADA

Es verdad que cumplir lo que la Biblia manda, agrada a Dios y nos trae bendición. Pero hay algo más profundo que Dios nos ensena a través de la Parábola de los Talentos.

A cada uno de ellos le encargó su fortuna de acuerdo a la capacidad de ellos. Si tomamos en cuenta que el señor de la Parábola les entregó sus bienes pero no les dijo lo que hicieran con ellos, deberíamos justificar a aquel siervo que enterró el talento y se lo devolvió tal como se lo había dado.

Un verdadero empleado es eficiente, no sólo cuando el patrón está presente. Eso lo hace cualquiera. La verdadera eficiencia y fidelidad es probada cuando este no está y trabaja de igual manera.  
¿Qué actitud debería tomar el empleado, si el jefe, antes de irse, no le dio órdenes específicas que hacer?  Lo normal es que no haga nada y se justifique diciendo que no le dieron órdenes de lo que tenía que hacer. Lo que no es común es que el empleado, de su propia iniciativa, comience a limpiar, a ordenar, a emplear su tiempo productivamente en tanto que el patrón llega.

Los dos primeros siervos de la Parábola  actuaron diligentemente, sin tener órdenes específicas que hacer con esa fortuna que se les había encomendado. El tercero, lo enterró, y trato de justificarse diciendo que lo había hecho por temor.

Lo que más molestó al señor de la parábola fue que este hombre, a pesar de ser siervo y que debía actuar diligentemente y usar su iniciativa, se limitó a enterrarlo, y no hacer nada en la ausencia de este señor.

Dios nos ha dado a cada uno de nosotros todo lo que tenemos, de acuerdo a nuestra capacidad,  con el propósito que lo administremos y produzcamos frutos. A cada uno se le ha dado de acuerdo a sus capacidades. Eso quiere decir que a nadie se le exigirá más allá de sus posibilidades. 
Aun así muchos se pasan la vida reclamando por no tener lo que a otro se le ha dado. Piensan que por no tener las capacidades y talentos de otros, quedan exentos de responsabilidad.

Dios nos entrega a nuestro cuidado, como administradores, personas, bienes, tiempo, salud, vida, con el propósito que hagamos algo que lo que nos da. 
Por ejemplo si nos da una casa, Dios espera que uses tu iniciativa de siervo fiel y la conviertas en hogar; si te da un hijo, espera que lo críes y produzcas una persona de bien; si te da una pega, que la conviertas en un oficio; si te da la oportunidad de estudiar; que conviertas esa oportunidad en una carrera; si te dio almas,  que los conviertas en discípulos; si puedes asistir a la iglesia; que lo alabes de corazón, no porque lo hagan los demás; si te da tiempo, espera que lo ocupes sabia y productivamente.

Aplicándolo a nuestra vida espiritual y a la pronta venida de Jesucristo, Señor de señores, ese día, al igual que los siervos de la Parabola, tendremos que dar cuenta. 
La Biblia dice en Hebreos 4:13: “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quién tenemos que DAR CUENTA”.

Es una realidad que a todos y cada uno nos pedirá cuentas de los recursos y dones que nos ha dado.
Debemos reflexionar y darnos cuenta de lo que Dios ha puesto en nuestras manos, no lo que otros tienen, sino lo que nos ha dado. No lo que creemos que nos hace falta, sino lo que tenemos y que son los recursos con que contamos; y  de ahí comenzar, como fieles administradores a ser fructíferos con lo que el Señor nos ha dado.

Estamos a tiempo de recapacitar y ver que lo que agrada al Señor, es hacer no es tanto lo que todos sabemos que debemos hacer; sino usar la iniciativa que el Señor puso en nosotros y ser diligentes haciendo la función de administradores y siervos fieles.  

La respuesta del Señor será:
(Mateo 25:34-40) "Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Bendiciones!!

Pastor Antonio Martinez

sábado, 2 de noviembre de 2013

ALGO QUE NO HAS DEJADO Y QUE NO HAS PODIDO VENCER

Marcos 10:17-30
Vino un joven rico y arrodillándose le pregunto: ¿Maestro bueno que debo hacer para heredar la vida eterna?.  Jesús le dijo: ¿por que me llamas bueno? ninguno hay bueno sino solo Dios.
Los mandamientos sabes: no adulteres, no mates,  no robes, no digas falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre. Entonces le respondió: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces, el Señor mirándole le amó.

El joven rico pensaba que heredar la vida eterna era dejar de hacer ciertas cosas y cumplir otras para lograrlo, pero el Señor le dijo: una cosa te falta. Así también a nosotros, siempre nos falta algo que tenemos que vencer, y en nuestras fuerzas no podemos. Sólo con la ayuda del Señor podemos vencer, ya sea el mal carácter, la mentira, los vicios, el pensar mal, la murmuración y muchas otras cosas, que sólo el Señor conoce.  

El Señor le dijo: vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme, tomando tu cruz. Entonces el joven rico se alejo muy triste, porque tenía muchas posesiones.

No es que el Señor quería dejarlo arruinado, sino que quería hacerle ver que las riquezas lo tenían prisionero; quizás no se había dado cuenta que era codicioso.
¿Ahora, por qué el Señor sólo le menciono 5 mandamientos? ¿Por qué no le dijo de una vez, todas las condiciones para ser salvos y heredar la vida eterna?. Porque quería demostrarle que él no podía ser salvo en su propia fuerza.  La vida eterna es un regalo de Dios, es su gracia, y el hombre no puede obtenerla a través de ningún tipo de obras. El joven rico ignoraba esto.
Como vemos, el Señor conoce los corazones;  sabía que el joven rico no podía vencer la codicia, o su confianza en las riquezas. 
Quizás tú has vencido algunas cosas, ya sea los vicios,  etc., pero hay algo que no has dejado y no has podido vencer, y has hecho promesas de "nunca mas" o "ahora si Señor", pero en tus fuerzas, tú no puedes vencer nada. Sólo lo puedes hacer con la ayuda del Señor, renunciando a ello, y dejando que él te limpie.  
Amén.

Saludos y bendiciones

Pastor Rafael Martinez