Esta pregunta es muy frecuente en el pueblo de Dios,
sobre todo en personas que sienten que su experiencia con el Señor se va
diluyendo.
Para encontrar la respuesta debemos buscarla en “El
manual de fabricante” que es la Biblia. El apóstol Pablo,
inspirado por el Espíritu Santo, escribió:
Colosenses 2:6-7 Por tanto, de la manera que habéis
recibido al Señor Jesucristo, ANDAD EN ÉL; arraigados y
sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados,
abundando en acciones de gracias.
Esta escritura esta refiriéndose a la experiencia única
del nuevo nacimiento, cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador. El
apóstol les recomienda que para continuar con una vida de victoria, no deben de
olvidar la “manera” que recibieron a al Señor Jesucristo. Para que de esa
misma manera continúen viviendo su vida victoriosa.
¿Cuál fue la “manera” que cada persona recibió al Senor Jesucristo?
Primero, entendemos que
muchas personas llegan al señor en diferentes circunstancias: enfermedades,
problemas emocionales, familiares, financieros, etc. O simplemente desesperanzados,
tristes y abatidos por el pecado.
Por supuesto que Dios
entiende eso. Más aún, el mismo Jesucristo hace el ofrecimiento: “Venid
a mi vosotros que estáis trabajados y cargados que yo os hare descansar…”
De esto entendemos su comprensión a la problemática que motiva a muchos a
ponerle atención al llamado de Jesús.
Apartando el motivo por el cual cualquiera es atraído a
Jesucristo, hay un común denominador en
toda experiencia de salvación. Esto está escrito en la Epístola del
apóstol Pablo: Romanos 10:9-10 "que si confesares con tu boca que Jesús
es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los
muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación".
Primero creemos en Él, y recibimos el perdón de
nuestros pecados. De esa manera somos salvos y tenemos vida eterna. Pero lo que
nos mantiene, es el hecho de nuestra confesión: Confesamos a Jesucristo como el Señor. Esta confesión nos mantiene
humildes y dependientes en nuestro caminar diario. Este pasaje en la epístola a
los romanos, menciona también donde debemos mantener esta declaración: En el
corazón, de donde emanan nuestras decisiones, donde radica nuestra voluntad.
Jesucristo es el Señor. De esta confesión y
actitud diaria, dependen nuestras buenas decisiones en el diario vivir. Jesús
dijo: “Por que me
llamais Señor,
y no haceis lo que os mando?”
Volviendo al consejo de la Palabra an Colosenses 2.6 Por tanto, de la manera que habéis recibido
al Señor Jesucristo, ANDAD EN ÉL; Nos
damos cuenta que la experiencia con el Señor no es un evento aislado, sino una
experiencia diaria, un caminar. Por eso dice que de la misma forma que le
recibimos debemos de andar.
Quizás la respuesta está en que un día le
confesamos, lo creímos, pero lo dejamos atrás en nuestro caminar, por lo tanto
cambio nuestra actitud. Ya no dependiendo 100% de él, sino que tomando nuestras
propias decisiones. Esta Palabra hoy nos recuerda que de la misma manera, con
la misma actitud, debemos de continuar nuestro a caminar. Declarando que
Jesucristo es el Senor de nuestro corazón y el gobierna nuestras vidas, él es
nuestro Señor en todas las decisiones en nuestro diario vivir.
Si comienzas a caminar de
la misma “manera” que lo recibiste,
si tu actitud de hoy es humillarte de corazón al Señor y
reiterar tu declaración que un día hiciste de creer con tu corazón y declararlo
como el Señor, de esa manera, hermana, hermano, tendrás la seguridad de
tener un corazón lleno de su presencia, de su paz, de su gozo, y de la sabiduría
para caminar seguro.
Dios te bendiga!
Pastor Antonio Martinez.
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