miércoles, 24 de abril de 2013


¿POR QUÉ SE ENFRÍA EL CRISTIANO?


Obviamente son varios los factores que influyen para que un cristiano pierda la pasión por el Señor. Veremos a continuación uno de los principales.

El apóstol Pablo escribe a los cristianos efesios reconociendo su fe y su amor; y les dice que se acuerda de ellos en oración pidiendo por ellos lo siguiente:

Efesios 1. 17. para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.

¿Por qué razón les dice a los ya convertidos efesios, que él ruega a Dios por ellos para que les dé espíritu de sabiduría y de revelación; de manera que sean alumbrados los ojos de su entendimiento? ¿Por qué es necesario que Dios nos de ese espíritu de revelación?

Porque aunque ya cristianos nacidos de nuevo, si no nos ocupamos en conocerle más cada día, recibiendo la revelación acerca de nuestra herencia y nuestra verdadera esperanza, el caminar diario y los afanes propios de la vida en este mundo, nos hace perder noción de lo que esperamos.

El efecto de ir perdiendo conciencia de la ESPERANZA, es tomar más conciencia de nuestra naturaleza humana con sus dificultades, afanes y limitaciones. Se cae en un terreno en que las necesidades y prioridades van siendo las de la naturaleza humana y no las espirituales, perdiendo por consecuencia la pasión por el Señor, y se va posponiendo el anhelo de nuestro hombre interior de estar con el Señor. Lo humano se torna más importante en la vida diaria y el tiempo se hace escaso o mínimo para relacionarnos con Dios.

Por eso es necesario que le pidamos al Señor que nos dé espíritu de revelación en conocerle más, y nos alumbre los ojos de nuestro entendimiento, el cual se tupe a causa de la vida cotidiana, y que nuestra prioridad sea la esperanza revelada y recordada constantemente, por el Espíritu Santo.

Querido hermano, hermana: Te invito a meditar en todo esto y en las escrituras que cito a continuación y le pidas al Señor es espíritu de revelación y de conocimiento para que en lugar de entibiarte, te apasiones día a día por el autor y consumador de nuestra salvación: Jesucristo, nuestro Señor.


1 Juan 3:3: Y todo aquel que tiene esta ESPERANZA en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

 Hebreos 10:23: Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra ESPERANZA, porque fiel es el que prometió


Pastor Antonio Martinez

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