miércoles, 9 de octubre de 2013

DECIDE TÚ A QUIÉN SERVIR

En estos tiempos de incertidumbre y de doble standard, en que a lo bueno se le llama malo y a lo malo se le llama bueno, es difícil mantener una posición firme y que a la vez sea política y socialmente correcta.
En el Libro de Josué encontramos este pasaje que no deja de ser vigente en nuestros días:

Josué 24:15: "Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová".

La corriente del mundo en estos días parece que diera con más ímpetu en las instituciones que Dios dejó como base para la felicidad del ser humano. Me refiero a la familia y a los valores que de ella deberían emanar. Ser un cristiano de acuerdo a los patrones que Dios instituyó, nunca ha sido fácil, pero parece que en nuestros días se hace más difícil que nunca. El cristianismo “light” o un cristianismo que agrade a todos y no cause conflicto a nuestro alrededor es el más atractivo,  ya que permite, sin hacerse problema, disfrutar del mundo y de la religión. Esto no es lo que nos enseñó Jesús, cuando estableció las leyes del reino.

1 de Juan 2:15: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él".

Al referirse al mundo, Jesús se refirió al sistema diabólico que opera en el mundo, ya que Jesús mismo reveló que “el mundo entero está bajo el maligno”.
Cuando caemos en la ambigüedad de no definir una posición que marque la diferencia, perdemos de vista lo principal: Que estamos de paso en este mundo y que “la fiesta es arriba, no aquí abajo".
Cuando se pierde de vista esa verdad absoluta que Jesús declaró cuando dijo “mi reino no es de este mundo”, caemos en la religiosidad y en una posición centrada en el ego, en la cual pensamos que Dios está para resolvernos todo y que está obligado a darnos todos nuestros gustos. Asimismo perdemos de vista el propósito por el cual aún permanecemos en el mundo, que es satisfacer la voluntad de Dios que nos manda a predicar a todos el Evangelio, que son las buenas noticias para quienes están sumidos en la desesperanza que produce el mundo. El propósito de Dios, mientras estemos en la tierra es que le sirvamos a Él, o sea a sus propósitos y no buscar nuestra propia satisfacción (de la cual se encarga de suplir Él mismo con su presencia en nosotros).

Amados y amadas, ante la declaración firme que tuvo que hacer Josué delante del pueblo y la declaración de fe de todos los que firmemente y sin claudicar sirvieron fielmente al Señor, te invito a reflexionar y a decidirte por fin cuál es tu posición actual frente a lo que me refiero. ¿A quién vas a servir? ¿Estás dispuesto a obedecer a Dios y a su Palabra, antes que a tu propio yo?.
Piensa y contéstale al Señor, que hoy más que nunca nos hace estas preguntas para que tomemos una decisión firme y correcta, y podamos decir como Josué: "Yo y mi casa serviremos al Señor".

Dios te bendiga.


Pastor Antonio Martinez

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