miércoles, 1 de octubre de 2014

ENTRENADOS EN SU GRACIA

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”.1 Corintios 15:10


John Newton nació en Inglaterra el año1725. Desde joven fue rebelde y desventurado. A muy temprana edad sufrió muchos abusos y maltratos. Fue obligado a subirse al barco Royal Navy después de haber sido golpeado y raptado. Logró escabullirse y llegar hasta Sierra Leona en África. Con el tiempo llegó a convertirse en agente de esclavos destacándose por su crueldad y maltrato. Lo anecdótico de todo esto, es que él también fue esclavizado y tuvo que ser rescatado por un amigo de su padre. Cuenta la historia, que fue en su regreso a Inglaterra, que el barco en el que iba enfrentó una gran tormenta que los tenía a punto del naufragio. Fue allí donde clamó a la misericordia de Dios y Él lo salvó, dando comienzo al proceso de su gran conversión. Pasado el tiempo, llegó a ser el primer oficial de un barco que trasportaba esclavos, y allí desarrolló una gran simpatía hacia ellos. Después de una gran enfermedad, abandonó por completo esta actividad y dedicó su vida a servir al Señor.

John Newton es el autor del conocido himno Sublime Gracia  (Amazing Grace). Parte de la letra dice así

“Sublime gracia cuán dulce es su sonido
Que a un pecador como yo salvó,
Perdido estaba y me salvó
Yo estaba ciego y hoy puede ver”.

Curiosamente, este himno fue escrito como poema. No se conoce su música original, sin embargo, hoy día se cree que es cantado alrededor de diez millones de veces al año en el mundo por distintas congregaciones e iglesias. De llevar una turbulenta vida, ser un hombre cruel, libertino, rebelde y despreciable, John Newton pasó a convertirse en un fiel y devoto cristiano que le entregó su vida al Señor y le sirvió hasta el día de su muerte (información extraída de Google).

La gracia: el favor inmerecido de Dios

La gracia nos desnuda y nos cubre. En ella podemos ver nuestra condición humana y comprender que no hay nada en el mundo que podamos hacer para merecer el favor de Dios. La gracia es la iniciativa del Señor de buscarnos aún antes de extraviarnos. Todo ha nacido en el corazón de Dios primero. Fue Él quién nos salvó, buscó y llamó. Yo nunca anduve por la vida pensando que quería poner mi fe en Él. Yo no estaba caminando por la calle cuando dije “que ganas de creer en Dios”. Fue su gracia que me llamó, y yo simplemente respondí a Su llamado de amor con una fe simple y sencilla. Por otra parte, la gracia además de hacernos ver lo lejos que estamos de alcanzar las demandas de un Dios Santo, nos cubre con el manto de Su realeza (una vez que recibimos el regalo de la salvación). Este es el misterio más bello del amor de Dios. Dios sabía como pensaba el hombre pero nunca había pensado como él. Dios sabía como sentía el hombre, pero nunca había sentido como un hombre.
Precioso misterio de la gracia de Dios. Después de haber descendido a los lugares terrenales, Su amor nos llevó a estar con Él en las alturas.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Efesios 2:4-10

Pastor Andrés Neira

( Extraído del Libro: “Entrenados para Reinar en vida con una fe simple y sencilla” del autor Andrés Neira) 

isbn: 978-1-4907-3244-2 (sc)
isbn: 978-1-4907-3243-5 (e)Copyright 2014 Andrés Neira.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

JESÚS LA VID VERDADERA

Si leemos ligeramente los primeros versículos del capítulo 15 del Evangelio Según San Juan, podríamos pensar que el mensaje de Jesús es condenatorio; pero leyendo detenidamente el contexto, es uno de los  mensajes más incluyentes, reveladores, y amorosos.

La invitación enfática que hace Jesucristo, es a PERMANECER. Vemos esta palabra repetida 10 veces en los primeros 10 versículos del texto. Esta es una revelación hermosa del secreto al éxito y la reiteración de la seguridad absoluta de Vida Eterna que tenemos en Cristo Jesús.

Jesús dice que si permanecemos en Él y sus Palabras permanecen en nosotros, podemos pedir todo lo que queramos y nos será hecho. Es una oferta increíble y la vez suena como música a nuestros oídos.

Primeramente Jesús habla a dos grupos grandes de personas. Los que dan fruto y los que no dan fruto. El Señor se presenta en esta ilustración como la Vid y nosotros los pámpanos. Dice que todo pámpano que NO da fruto será quitado. Luego dice que será echado fuera, y será quemado. Y todo pámpano que Da fruto será podado para que lleve más fruto.

Da a entender que la relación que tenemos con Jesús por consecuencia debe ser fructífera, o sea se tiene que manifestar un fruto en la unión del creyente con el tronco de la Vid que es Jesús. En una vid, entendemos que la savia, los nutrientes, esto es la vida de las ramas, fluye desde la raíz y tronco. Las ramas son beneficiarias de esta unión tan perfecta.

Importante es lo que dice a quién da fruto: Sera podados, para que lleve más fruto. Esto significa que Dios en quién vea fruto, se ocupará en limpiarlo, en cortar todo lo que impida un fruto abundante. La pregunta es: ¿Estás dispuesto a dejar que el Señor corte y elimine de ti lo que impida que tu relación con Él sea fructífera?

Jesús hace una oferta espectacular en el versículo 7: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. ¡Que tremenda oferta! O sea que nos da la clave para que lo que realmente pedimos (de acuerdo a la voluntad de Dios) sea hecho.

Cuando no tienes mayores dificultades, cuando todo está aparentemente bien, este es un versículo más, y quizás pasa inadvertido en tu lectura. Pero cuando estás en aflicción, cuando has tocado puertas, has orado por alguna necesidad grande, entonces este versículo es de ser tomado muy en cuenta.  Por lo tanto te recomiendo que pongas toda diligencia en recibir las instrucciones de parte de Dios.

El Maestro da dos requisitos para que tu petición sea contestada y recibas lo que pides: Primero PERMANECER en Él; y luego que sus Palabras PERMANEZCAN EN TI.

En síntesis, permanecer en Él, significa mantenerse creyendo como cuando lo recibimos, mantener nuestra declaración que Jesucristo es el Señor de nuestras vidas. (Como dice Colosenses 2.6 “De la manera que recibiste a Cristo, andad en Él.”)

Jesús dice también que él es la Cabeza de Su Cuerpo que es la Iglesia. Esto llevado a la práctica, estar en Él, es estar unido a Su Cuerpo que es la iglesia. Porque todas las promesas son EN Jesús. O sea que fuera de esta unión, “Nada podéis hacer”

Además dice que sus Palabras permanezcan en nosotros. Es común pensar que esto signifique aprenderse de memoria la Biblia; no es eso precisamente, ya que no es lo intelectual lo que quiere decir el Señor. Es que su Palabra este atesorada en nuestro corazón, arraigada. Un ejemplo: La comida buena que ingerimos, viene a convertirse en parte de nuestro propio organismo, los minerales, vitaminas, proteínas etc., se convierten en flujo sanguíneo, músculos, etc. y literalmente permanece en nosotros. Así mismo la palabra que oímos, que creemos, meditamos y obedecemos, se convierte en parte de nuestro ser espiritual. Por lo tanto esa Palabra asimilada que ahora permanece en nosotros, es el nutriente que fluyó desde tronco. Sera la savia espiritual que producirá frutos y esos milagros que tanto necesitas en tu vida y en los que amas.

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Y por último Jesús deja en claro que esta unión con Él no es solo para recibir milagros, y vivir una vida feliz en la tierra; sino que es imprescindible ya que siendo el Camino, la Verdad y la Vida “Nadie va al Padre si no es por Él”.

Mi recomendación es que medites en estas escrituras y recibas la revelación del Espíritu Santo de volverte al Señor de todo corazón y obedecer su Palabra, ya que estamos en tiempos finales, que son tiempos peligrosos llenos de apostasía y doctrinas de demonios.

Dios te bendiga.


Pastor Antonio Martinez

jueves, 31 de julio de 2014

¿POR QUÉ VIENE LA DESILUSIÓN?

Todos los que hemos llegado a recibir a Jesucristo como nuestro Salvador, hemos llegado de alguna manera con algún tipo de necesidad.  Sea este de índole emocional, sentimental, económica, alguna adicción, etc. etc. Por supuesto que el verdadero problema de todo ser humano no es alguno de los antes mencionados, sino uno que es común a toda la humanidad, y raíz de toda problemática humana y espiritual: El pecado. Aun así, Dios entiende que no vemos más allá de nuestra necesidad inmediata, y nos da la oportunidad de creer y ser salvos.

Jesús dice en su Palabra. En Mateo 11.28. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. La pregunta es. ¿Que tenía en mente Jesús cuando dijo estas palabras? ¿Cuál era el blanco donde apuntaba Jesús? ¿Cuál era la prioridad de su discurso?
Lo que Jesús tenía en mente era el Reino de Dios, adonde apuntaban sus  palabras era a la vida venidera. Los beneficios de la Salvación se ven de inmediato: La Paz de Dios, el Gozo de la salvación, sanidad, etc. Aparte de muchas promesas que son para recibirlas aquí en vida. Pero sus principales promesas no son de para este mundo. Muchas personas toman palabras de la Biblia al azar y traducen todo lo escrito a la vida material. La Biblia dice que debemos acomodar los espiritual a lo espiritual, o sea discernir los dichos del Señor en forma espiritual.
La gran causa de desilusión en algunos seguidores de Jesús creo que es porque esperan que todo se materialice y solo aprecian los beneficios del Reino a través de sus sentidos.
Por otro lado, está el grupo de personas que viene a Jesús como el “salvador de sus problemas” esperando que el Señor intervenga en ellos y se los resuelva. Muchos de estos seguidores permanecen fieles mientras dura el problema. Una vez resuelto este, se vuelven atrás. Como se hace con un extintor de incendios: una vez apagado el fuego, se guarda.

Jesús congregaba gran número de personas en sus reuniones, podríamos decir que tenía una “prospera Iglesia”; ya que la gente lo seguía al ver los milagros y recibiendo los beneficios inmediatos de seguirlo. Pero se desilusionaban cuando Jesús les hablaba claramente su mensaje. Podríamos decir literalmente que “se le vaciaba la iglesia”. En una ocasión fue tal la desilusión de sus seguidores a causa de sus palabras, que todos se fueron de su lado, excepto sus apóstoles. “Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. (Juan 6:67,68). Pedro con su respuesta dijo a Jesús que entendían la importancia de lo eterno por sobre lo material.

A Jesús no le interesaba tener una gran congregación, aun cuando el reunía a muchos miles en su vida pública. La prueba de esto es que al final, antes de partir, tenía solo 11 discípulos y en total 120 seguidores. Lo que le interesaba era entregar las Palabras que recibió del Padre. Jesús estableció bien claro que su Reino no era de este mundo.

Creo firmemente que la desilusión viene a muchos cristianos cuando las palabras del Señor no coinciden con los planes que ellos tienen para con sus vidas, cuando el caminar con Jesús no cumple sus expectativas. Cuando no enfocan su vista en lo eterno. La Biblia dice: “…no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4.18).

La Gran pregunta es: ¿Quién es para ti Jesús?  Si esperas que sea alguien que tú uses solo para resolver tus problemas, tengo malas noticias que darte. Jesús no está interesado en seguirte a ti, ni en llevar a cabo tus planes; por muy sinceros que sean.
Él quiere que le proclames como el Señor de tu vida, y que creas y obedezcas su Palabra. Él te promete a cambio, estar contigo todos los días hasta el fin, ser tu Pastor guiándote a hacer Su voluntad y al final darte amplia la entrada al Reino de los Cielos, “y estar así para siempre con el Señor”.

Jesús dice:Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. (Apocalipsis 2:10:)


Bendiciones!!

Pastor Antonio Martinez

jueves, 10 de julio de 2014

¿POR QUÉ NO “SIENTO” LO MISMO DE ANTES?

Esta pregunta es muy frecuente en el pueblo de Dios, sobre todo en personas que sienten que su experiencia con el Señor se va diluyendo.
Para encontrar la respuesta debemos buscarla en “El manual de fabricante” que es la Biblia. El apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, escribió:

Colosenses 2:6-7 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, ANDAD EN ÉL; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. 

Esta escritura esta refiriéndose a la experiencia única del nuevo nacimiento, cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador. El apóstol les recomienda que para continuar con una vida de victoria, no deben de olvidar la “manera” que recibieron a al Señor Jesucristo. Para que de esa misma manera continúen viviendo su vida victoriosa.

¿Cuál fue la “manera” que cada persona recibió al Senor Jesucristo?
Primero, entendemos que muchas personas llegan al señor en diferentes circunstancias: enfermedades, problemas emocionales, familiares, financieros, etc. O simplemente desesperanzados, tristes y abatidos por el pecado.
Por supuesto que Dios entiende eso. Más aún, el mismo Jesucristo hace el ofrecimiento: “Venid a mi vosotros que estáis trabajados y cargados que yo os hare descansar…” De esto entendemos su comprensión a la problemática que motiva a muchos a ponerle atención al llamado de Jesús.

Apartando el motivo por el cual cualquiera es atraído a Jesucristo, hay un común denominador en  toda experiencia de salvación. Esto está escrito en la Epístola del apóstol Pablo: Romanos 10:9-10 "que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación".

Primero creemos en Él, y recibimos el perdón de nuestros pecados. De esa manera somos salvos y tenemos vida eterna. Pero lo que nos mantiene, es el hecho de nuestra confesión: Confesamos a Jesucristo como el Señor. Esta confesión nos mantiene humildes y dependientes en nuestro caminar diario. Este pasaje en la epístola a los romanos, menciona también donde debemos mantener esta declaración: En el corazón, de donde emanan nuestras decisiones, donde radica nuestra voluntad.

Jesucristo es el Señor. De esta confesión y actitud diaria, dependen nuestras buenas decisiones en el diario vivir. Jesús dijo: “Por que me llamais Señor, y no haceis lo que os mando?”
Volviendo al consejo de la Palabra an Colosenses 2.6 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, ANDAD EN ÉL;  Nos damos cuenta que la experiencia con el Señor no es un evento aislado, sino una experiencia diaria, un caminar. Por eso dice que de la misma forma que le recibimos debemos de andar.

Quizás la respuesta está en que un día le confesamos, lo creímos, pero lo dejamos atrás en nuestro caminar, por lo tanto cambio nuestra actitud. Ya no dependiendo 100% de él, sino que tomando nuestras propias decisiones. Esta Palabra hoy nos recuerda que de la misma manera, con la misma actitud, debemos de continuar nuestro a caminar. Declarando que Jesucristo es el Senor de nuestro corazón y el gobierna nuestras vidas, él es nuestro Señor en todas las decisiones en nuestro diario vivir.

Si comienzas a caminar de la misma “manera” que lo recibiste, si tu actitud de hoy es humillarte de corazón al Señor y reiterar tu declaración que un día hiciste de creer con tu corazón y declararlo como el Señor, de esa manera, hermana, hermano, tendrás la seguridad de tener un corazón lleno de su presencia, de su paz, de su gozo, y de la sabiduría para caminar seguro.

Dios te bendiga!


Pastor Antonio Martinez. 

viernes, 13 de junio de 2014

COMO PURIFICADOR DE PLATA

Hace un tiempo recibí este ejemplo que me parece muy apropiado compartir ya que a veces pasamos por momentos en que sentimos el fragor del fuego de la prueba. Es posible que te identifiques con este ejemplo y te des cuenta que Dios sabe lo que esta haciendo en tu vida.

Había un grupo de mujeres reunidas en su estudio bíblico semanal, y mientras leían el libro de Malaquías encontraron un versículo que dice: "Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata"(Malaquías 3.3). Este verso les intrigó en gran manera acerca de qué podría significar esta afirmación con respecto al carácter y la naturaleza de Dios. Una de ellas se ofreció a investigar el proceso de la purificación de la plata. Esa semana la dama llamó a un Orfebre e hizo una cita para ver su trabajo. Ella no le mencionó detalles acerca de la verdadera razón de su visita, simplemente dijo que tenía curiosidad sobre la purificación de la plata.
Mientras observaba al orfebre sostener una pieza de plata sobre el fuego dejándolo calentar intensamente, él le explicaba que para refinar la plata, debía ser sostenida en medio del fuego donde las llamas arden con más fuerza, para así sacar las impurezas.
En ese momento ella imaginó a Dios sosteniéndonos en un lugar así de caliente. Entonces recordó una vez mas el versículo "Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata". Le preguntó al platero si era cierto que él debía permanecer sentado frente al fuego durante todo el tiempo que la plata era refinada. El hombre respondió: "Sí,no sólo debo estar aquí sentado sosteniendo la plata, también debo mantener mis ojos fijamente en ella durante el tiempo que esta en el fuego. Si la plata fuese dejada un instante más de lo necesario sería destruida".
La mujer se mantuvo en silencio por un momento y luego preguntó: ¿Cómo sabe cuando ya está completamente refinada?. Él sonrió y le respondió: "Ah, muy simple: Cuando puedo ver mi imagen reflejada en ella."

Si hoy sientes el calor del fuego, recuerda que Dios tiene sus ojos puestos en ti y continuará observándote hasta que vea su imagen en ti.
La Biblia nos dice: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, (Santiago 1:2). En realidad la prueba en si no es motivo de gozo, sino el hecho de saber que Dios está en control de nuestras vidas cuando estamos rendidos a Él, y que el resultado de dicha prueba siempre será beneficioso para nuestra vida.

La Escritura dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.( Romanos 8:28). Por lo tanto sigue confiando y obedeciendo al Senor, que Él se encargará de hacerte relucir como la plata, y tu vida reflejara lo más preciado que tienes dentro de ti: La bendita presencia de nuestro Señor Jesucristo.

Dios te bendiga.

Pastor Antonio Martinez


sábado, 31 de mayo de 2014

¡NO TE RINDAS!

Hay momentos en nuestra vida en que nos sentimos desfallecer, sentimos que nuestras fuerzas han llegado a su límite y sentimos que ya no podemos avanzar. 
Me ha tocado como pastor oír muchos casos similares, y por qué no decirlo, en mi propia vida he experimentado esta situación en que las fuerzas se agotan.

La Palabra del Señor nos da un ejemplo bien gráfico, para saber que podemos recomenzar.


Isaías 40:29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

La diferencia entre el hombre natural y el que ha experimentado el nuevo nacimiento, es que la palabra del Señor nos da una solución de “multiplicar las fuerzas al que no tiene ninguna”. Esa Palabra de Dios es la que nos hace ver más allá de nuestra vista natural y ver que Dios siempre nos da un nuevo comienzo. El ejemplo más claro que nos da la Escritura de en el águila, ave que experimenta en su vida una completa renovación.

El águila es el ave con mayor longevidad de esas especies. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40, debe tomar una seria y difícil decisión de vida o muerte.
A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico que es puntiagudo, se curva demasiado, que no logra desgarrar la presa. Sus alas están envejecidas y pesadas porque su plumaje se ha engruesado.
Ye el volar se hace muy difícil! Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durara 150 días.

Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido aislado en donde no tenga la necesidad de volar. Después de estar segura en ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared de la roca hasta conseguir arrancarlo. Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.

Situaciones parecidas nos suceden a lo largo de la vida. Hay momentos en que parece que ya estamos entregados a “nuestra suerte”. Nuestra vida suele verse gris y envejecida. ¡Estamos en un punto de quiebre! O nos transformamos como las águilas o estaremos condenados a morir.

La transformación exige, primero, hacer un alto en el camino, parar de seguir tratando con nuestras débiles fuerzas. Luego comunicarnos con Dios, buscar ese momento íntimo, en que podemos hablar con quien nos ama, y nos entiende.
De esa manera volar hacia lo alto, al refugio secreto que nos da esa intimidad con Dios. Ahí es donde comienza el proceso de nuestra renovación.
Las alas del cristiano no son otra cosa sino la ALABANZA. Es por medio de la alabanza la que nos permite despegarnos de nuestra propia realidad y darnos cuenta cuán grande es nuestro Dios. Es cuando tenemos el poder de escapar del torbellino de la tentación de tratar con nuestras fuerzas y podemos remontarnos a la misma presencia de Dios

En la intimidad con Dios seremos dirigidos por su Espíritu a despojarnos de esas viejas uñas y plumas para  continuar un vuelo de renacimiento y de victoria. Y ¿cuáles son esas plumas y uñas de las que tenemos que desprendernos? Creo que con la ayuda del espíritu Santo,  cada uno puede identificarlas fácilmente en sus vidas: son aquellas actitudes, vicios y costumbres que nos impiden el cambio, que nos atan al pasado, a la mediocridad a la falta de ánimo para continuar  hacia la victoria.
En otros puede tratarse de resentimientos, complejos, baja o alta autoestima, que nos nublan la vista y la capacidad de ser objetivos con nosotros mismos. Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causan dolor. Solamente libres del peso del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.

Por último debes saber que el águila es el ave que contraria a todas las demás, no huye de la tormenta, sino que la espera y usa la fuerza de la tormenta para elevarse cada vez más. Mientras las aves vuelan desesperadas a buscar refugio, El águila viendo venir la tormenta extiende sus alas y aprovecha el viento de esta para remontarse por sobre esa tormenta y volar por sobre ella.
Tú eres un hijo, hija de Dios y puedes como el águila, usar los vientos de las pruebas y dificultades para impulsarte a volar por sobre las situaciones adversas. Tenemos las alas de la alabanza, que nos van a remontar mucho más alto cada vez.

Hermano, hermana: Detén esa marcha frenética que te pauta el mundo y comienza a apropiarte de la verdadera vida que Jesucristo logro para ti. No te conformes a “Tu suerte”. Tú puedes como las águilas volar por sobre la tormenta. Tú estás diseñado en Cristo para ser más que vencedor. No te rindas. Dios te invita a una renovación completa y a ser VICTORIOSO.

Saludos y bendiciones!!

Pastor Antonio Martinez

miércoles, 21 de mayo de 2014

TUS DERECHOS DEL TESTAMENTO

Efesios 1:3 "Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo".

El Señor ya  nos bendijo; él ya lo hizo y eso es un echo, no es algo que va a hacer (vemos que esta en tiempo pasado). Toda la tradición religiosa pide a Dios te bendiga, o que te sane, o dicen que "sea la voluntad de Dios sanarme", pero técnicamente, Dios ya lo hizo. Él llevó todas nuestras dolencias en la cruz. Muchos dicen "estoy esperando que Dios me sane o me bendiga", y Dios esta esperando que tú te des cuenta y que sea revelado en tu corazón, que eso ya se realizó en el pasado; sólo tienes que recibirlo por fe, creyendo a 
su palabra. 

"Porque sin fe es imposible agradar a Dios", es necesario que el que se acerca a Dios, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan con fe.   

Si tú no lees tus derechos del testamento, nunca vas poder obtener tus beneficios, lo que Dios ha provisto para ti. Y sino lo sabes, nunca podrás usarlo.     

Es como el caso de una ancianita que vivía en extrema pobreza, y el pastor que la fue a visitar, se dio cuenta que en la pared había cuadro con un dibujo amarillento. El pastor le preguntó por qué tenía ese cuadro tan viejo y ella le contesta que su patrón al morir le había regalado ese papel, y como fue tan bueno con ella, lo puso en ese cuadro de recuerdo. Cuando el pastor se acercó para ver el cuadro, se dio cuenta que era un testamento que el patrón le había dejado. Así pasa con muchos cristianos, viven en pobreza e ignorancia por desconocer los derechos de su testamento.  
Amén.

Saludos y bendiciones

Pastor Rafael Martinez

miércoles, 14 de mayo de 2014

EL LENGUAJE DE LA FE


Jesús nos enseñó que las palabras son semillas y el terreno donde se siembra es el corazón. Debemos recordar la importancia de lo que hablamos. A veces pensamos que “las palabras se las lleva el viento” pero no es así. Dios puso en nosotros la capacidad de afectar muchas cosas y personas con lo que decimos.
En Proverbios 18:21 Dice la Biblia que “La muerte y la vida están en poder de la lengua,”. Quiere decir que nuestra declaración, lo que decimos, es importante.



El lenguaje de la fe no trata de crear una falsa realidad. A veces los que escuchan la palabra fe piensan que esta es una manera de negar la realidad. Por ejemplo, el lenguaje de la fe no niega la existencia de la enfermedad, ni ninguna otra cosa como las dificultades. No es un lenguaje de ilusiones, como si sólo pronunciando ciertas palabras pudiéramos salir de la pobreza, la enfermedad, el divorcio o cualquier otro problema que vemos o enfrentamos. Usted no puede, y la fe verdadera no se trata de eso. ¡No!



Un ejemplo bien grafico esta la Biblia en el evento de los hijos de Israel cuando enviaron a 12 espías a reconocer la tierra. Tierra que por palabra de Dios era de ellos, pero que en Números Capitulo 13.31-33 dice: “Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos".



Los espías, exceptuando a Josué y Caleb, reportaron lo que vieron: Gigantes. Ese reporte obviamente infundio temor y pánico en el pueblo. Ellos hablaron lo que vieron. Pero Josué y Caleb tomaron en cuenta algo que los 10 primeros no hicieron: La Promesa hecha por Dios de que esa tierra era ya de ellos y debían ir y poseerla.

El pueblo, presa del pánico provocado por las PALABRAS de los 10 espías, se airó contra ellos y contra Moisés diciendo: “¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! (Números 14.2b)

Aquí vemos claramente como palabras dichas por los diez espías afectaron al pueblo al punto de querer linchar a Josué y Caleb y les provoco hacer una declaración más funesta: "Ojala muriéramos en este desierto". Efectivamente esa generación completa murió en el desierto.



Debemos recalcar que la declaración de Josué y Caleb no negó la existencia de Gigantes en la tierra a conquistar. La fe no niega el problema. La fe se basa en algo más sólido para el que cree: La Palabra de Dios.

Ellos declararon basados no en una ilusión, sino basados en las Promesas de Dios que Él les respaldaría, ya que Dios mismo les dio esa tierra.



El lenguaje de la fe no se basa en ilusiones o en negar las dificultades que tenemos frente a nosotros. Se basa en lo que creemos. Por eso declaramos lo que está escrito y que creemos con nuestro corazón.

Esa es la manera deferente de responder en fe a la realidad. Hablando lo que creemos en lugar de rendirse a la realidad de la circunstancia, la fe hablará de la voluntad del Señor para ese momento. En vez de ahondar en los síntomas de la realidad, la fe meditará en las promesas de Dios. En vez de someterse a la derrota o al desánimo, la fe dará alabanza a Dios por su bondad.

Hablar en fe no es practicar el arte de hacer caso omiso a la realidad, sino expresar con confianza lo que Dios ha prometido hacer con nuestra realidad.



Hablar positivamente no es lo mismo que hablar en FE. El lenguaje de la fe, sea positivo o negativo, habla la Palabra de Dios. Hablar en fe es utilizar las promesas de Dios, no sólo las buenas intenciones del hombre. Hablar positivamente es muy bueno, pero el lenguaje de la fe accede al trono de Dios. Hablar positivamente puede mover a muchos, pero no mueve la mano de Dios.



En un tiempo se habló de la “Súper fe” que no era otra cosa sino especulación y hablar ilusoriamente, sin tener base en la Voluntad de Dios. El lenguaje de la fe no es hablar nuestros deseos mezquinos y tratar de convencer a Dios que los cumpla. El lenguaje de la fe es estar claro de la Voluntad de Dios y creerla en el corazón para luego declararlo y mantenerse firme en su declaración. Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, (2 de Corintios 4:13).



Para tener éxito en lo que declaramos, primero esa semilla que es la Palabra del Señor debe haber caído en “buena tierra” en nuestro corazón. Arraigarse por medio de meditar en ella y creerla. De esa manera la palabra que fue sembrada, dará fruto y “De la abundancia del corazón hablara la boca”.

Bendiciones.

Pastor Antonio Martinez