Que significa “Soberano” según el Diccionario: Alguien que ejerce o posee la autoridad suprema e
independiente. Magnífico, excelente, muy grande o importante. Alguien que no tiene que dar cuenta a nadie
de sus actos. Nadie está por sobre él.
La Biblia dice
en el Salmo 24.1,2: “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él
habitan. 2. Porque él la fundó
sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.”
DEL MUNDO Y LO QUE EN EL HABITA.
Dios hace como
quiere y no tiene que responderle a nadie. Lo bueno es que Dios no es
impredecible; no es un Dios antojadizo. Para eso nos dejó su Palabra que es su
voluntad, su manera de pensar, dada a nosotros como guía conductual.
Muchas veces nos encontramos con gente
que pregunta: “Si Dios es soberano, quiere decir que todo lo que sucede en la
tierra es su perfecta voluntad. Cosas tales como violaciones, hambrunas,
guerras, proliferación de las drogas, la delincuencia, etc etc.”
La soberanía
de Dios
funciona siempre, pero notamos que hay cosas que no son designadas por Dios,
sino por la decisión “soberana” de los seres humanos. Podemos decir que todo lo
que enumeramos en el párrafo anterior es causado no por Dios, sino por la
voluntad humana.
Dios no es
culpable
del egoísmo que hace que pocos tengan mucho y los muchos tengan poco o nada.
Dios no es culpable que por la codicia se despoje a familias pobres de sus
casas con préstamos de usura. Dios no es culpable de que se viole a niños, que
se prostituya a jovencitas, que haya tráfico de drogas, etc. etc.
Algunos se
atreven a cuestionar y decir: “Si Dios está
en total control de todo lo que pasa en la tierra, quiere decir que es
responsable de lo que pasa en la tierra.” “Si Dios es soberano podríamos decir
que se le fue de control o que Dios se complace en que la gente sufra.”
Para poder
entender la situación vamos a revisar lo que dice la Biblia en Génesis 1. 27. Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28. Y los bendijo Dios, y les dijo:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread
en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se
mueven sobre la tierra.
El diccionario define
“sojuzgar” como: Dominar, someter con
autoridad.
La palabra “señoread “es
definida como: “dominar o someter a
algo como su dueño”
De acuerdo a esta escritura, la voluntad soberana de
Dios fue en darle al hombre toda la administración de la tierra, para que se
enseñoreara de lo creado. Dios dio al hombre la libertad de
decidir libremente y ejercer dominio. En otras palabras Dios delegó al hombre
parte de su soberanía en este entorno.
Una vez que el hombre cae en el pecado de
desobediencia frente a Dios, su capacidad de hacer lo correcto fue pervertida, ya
que ahora conocía el bien y el mal. Antes de eso, él sólo conocía la perfecta
voluntad de Dios. De esta manera el hombre fue cediendo sus
decisiones de “señorear” y “dominar” y fue esclavo de sus propias pasiones,
siendo presa fácil de las tentaciones del enemigo, satanás.
El primer hombre fue derrotado por el enemigo de
Dios, el diablo, dejando a su descendencia este legado decadencia y muerte. La
biblia describe esto claramente en Romanos
5.19 “Porque así como por la
desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la
obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”.
Lucas 19. 10. Porque el Hijo del Hombre vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido.
Jesucristo fue enviado a la tierra para que mediante
su sacrificio y muerte en la cruz lograra rescatar al hombre caído. Ahora todo
aquel que en Él cree tiene vida eterna, la misma vida de Dios que nos permite
ser restaurados en toda la autoridad que se había perdido.
Romanos 5.17 Pues si por
la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno
solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la
justicia.
Vemos que el
mundo entero, según dice la Biblia, está bajo
el maligno, pero nosotros los que hemos creído en Jesucristo, hemos recibido de
vuelta esa autoridad. Ya no para hacer lo que la mente carnal nos dicte, sino
que hemos entregado la autoridad y el señorío de nuestras vidas a quien nos
rescató del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Jesucristo.
La voluntad de Dios proveyó para la salvación de
todo el mundo, pero no todos ejercen esa “soberanía” de elegirlo a Él. Dios no ha quitado esa decisión de que tú
mismo puedas decidir.
2
Pedro 3:9 El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca,
sino que todos procedan al arrepentimiento.
Aunque el
mundo sigue
de mal en peor, influenciado por el
enemigo, hay un pueblo que aunque está aún en este mundo, ya no pertenece al mundo, sino que pertenece a este Reino
que no se ve, pero es real: al Reino de Jesucristo.
Mi invitación es a que no cuestiones a Dios, sino
que ejerzas tu privilegio que Dios te dio de elegir voluntariamente y te rindas
a su amor y recibas a Jesucristo como el Señor de tu vida y puedas entrar en
este Reino y puedas disfrutar de la
libertad de ser un hijo de Dios.
Dios te bendiga.
Pastor Antonio Martinez
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