Mateo 12:35 El
hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas;
y el hombre malo, del mal
tesoro saca malas cosas.
En la Parábola del Sembrador, Jesús nos dice que la Palabra es
sembrada y el terreno en el cual la semilla se siembra es el corazón.
Si vemos en la agricultura, el
terreno no discrimina en lo que se le siembra. El terreno recibe toda semilla y
luego, después del proceso de germinación, se ve el fruto de lo sembrado.
Jesús en sus enseñanzas, dio mucha importancia a las palabras,
tanto las que decimos, como las que oímos, ya que las palabras son como
semillas que caen en el corazón. La Biblia, refiriéndose una vez más a la
siembra y cosecha, nos enseña: “No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará.” (Gálatas 6:7)
Jesús dijo en Marcos 4:24 “… Mirad lo que oís;”
No podemos negar que lo que oímos nos afecta. Ya sean
palabras de ánimo, o de desánimo, de triunfo o de derrota, de amor o de odio, de perdón o de
rencor… etc, etc.
Con palabras podemos ser levantados o hundidos. Dios lo sabe, y
también el enemigo de nuestras almas, el diablo. Así como Dios nos habla muchas
veces con palabras de consuelo, de ánimo, de bendición a través de personas, así mismo el diablo nos trata de sembrar duda, derrota, tragedia etc. a través de personas.
Por eso tenemos que tener
cuidado y tomar en cuenta esas palabras de Jesús: Mirad lo que oís.
No puedes dejar que tu vida dependa solamente de opiniones, de
noticias o de rumores que oyes. Debes entender que el dicho popular que dice
que “las palabras se las lleva el
viento” no es tal. Las palabras son semillas que te van a afectar en forma
negativa o positiva. Eso depende si es que “miras lo que oyes”, o sea estás
consciente de su efecto en tu vida.
Como dice la escritura en Mateo 12:35 “El hombre bueno, del buen
tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca
malas cosas”. Todo lo que se siembra en el corazón va a germinar, y eso será
el fruto de lo que abunde en tu corazón y será manifestado a través de tu boca:
“Buenas cosas o malas cosas”. Porque “de la abundancia del corazón, habla la
boca”.
Debemos considerar seriamente lo que dejamos entrar como semilla en
nuestro corazón, ya que en cualquier momento quedará en evidencia a través de
lo que decimos con nuestra lengua. En la Epístola de Santiago, se nos habla de
la lengua, o sea de la expresión de lo que hemos dejado entrar y sembrado
dentro de nosotros.
Lo que decimos es consecuencia
de lo que tenemos como tesoro en el corazón, sea bueno o malo.
Podemos levantar a alguien con
nuestras palabras, o lo podemos hundir. Podemos construir con nuestras palabras
o podemos destruir. ¡Cuántas vidas han sido marcadas desde su infancia por los
dichos de alguien que sin cuidado sembró es los corazones tiernos!
Dice la Palabra del Señor: “Mas
yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella
darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque
por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” (Mateo
12:36-37).
¡Aún es tiempo de cambio!
Por último, para poder tener
control de lo que hablamos, y para que los dichos de nuestra boca traigan
bendición a los que nos oyen, debemos revisar lo que estamos dejando entrar en
el corazón. Es tiempo de revisar, no para lamentarnos, sino para cambiar el
tesoro.
Debemos saber que lo que hemos
dejado entrar, por nuestros sentidos, lo que oímos, lo que vemos, lo que
conversamos, es lo bueno o lo malo que está sembrado en el corazón. Lo que está
en el corazón es el material de lo que se nutren los pensamientos, y a la
larga, lo que pensamos es lo que produce lo que hacemos. O sea que nuestras
acciones están directamente conectadas con lo que pensamos.
¡Aún es tiempo! La única manera de
sacar el mal tesoro, para ver días mejores, para generar cambios en nuestra vida, es de reimplantar LA PALABRA DE
DIOS en nuestros corazones. Comienza a
dejar entrar las verdades de Dios para que estas vayan expulsando las mentiras
del mundo, del diablo y de nuestra propia carne.
Mi oración es que el cambio en tus acciones comience hoy
mismo, mediante la meditación de estos consejos, que son extraídos de la
sabiduría de Dios: SU PALABRA.
¡Dios te bendiga!
Pastor Antonio Martinez
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